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El Rincón de Juanjo

El demonio tiene muchas caras… y ninguna es fea.

En una democracia hay que respetar a todo el mundo, permitir la libre expresión, asociación y religión. Eso significa que el hecho de que alguien piense o actúe distinto a usted, aun si piensas que podría ser peligroso, tienes que aceptar que está en su derecho.

Por supuesto, reconocer y respetar ese derecho no significa que pases por alto las consecuencias que algunas actuaciones, posturas y aspiraciones podrían tener para Puerto Rico. Pongamos el siguiente ejemplo:

Usted es creyente (cristiano, judío, musulmán, budista, lo que sea) y no por eso va a menospreciar o sacarle el calzo a un ateo que, como dije antes, está en todo su derecho a no creer en Dios. Inclusive, eso le aplica a los que creen en el diablo, Satanás, Lucifer o cualquier otra modalidad del nombre del dios del mal.

Por tanto, usted va por la vida con sus creencias y su respeto a la diversidad de opiniones y creencias, pues, como creyente también en la democracia, eso es lo que corresponde. Ahora bien, suponga que usted lleva a su hijo a su salón de clases y, tan pronto entra, nota que el profesor tiene un cuadro de una personificación del diablo. A lo mejor, para ponerle un poco más de pique al ejemplo, tiene debajo del cuadro una frase que diga “Yo creo en el diablo”, o tal vez “In the devil we trust”.

Obviamente, usted quedará impactado y puede que le cuestione al profesor, pero este, con toda la razón del mundo, le dirá que está en su derecho a creer en el diablo… y tiene razón.

Es aquí que viene la primera pregunta; ¿le dejarías comoquiera a tu hijo para que le dé clases de la materia que sea?

Seguramente, NO.

¿Significa entonces que usted no respeta la democracia y los derechos de los demás a pensar y creer en cosas diferentes a usted? ¡Claro que NO!

Esto es así porque aun cuando respete los derechos del profesor, usted entiende que adorar al diablo es malo. ¡Vamos, es el dios del mal! Así que reconoce el derecho que tiene a adorar al diablo, pero usted sabe, LO SABE, que el profesor ES MALO. Lógica simple, que si alguien admira y adora a los malos y la maldad, no puede ser una persona buena.

“Ah, pero es que ese profesor se ve súper nice. Viste bien, habla bien, es educado, a veces recoge chavos para darle de comer a los pobres y hasta se tira una que otra protesta para evitar que corten un árbol.” Precisamente, porque el demonio tiene muchas caras… y ninguna es fea.

Llevemos esto entonces al campo político local, empezando por lo siguiente:

Es IMPOSIBLE que una persona que admira, adora, promueve y defiende a un dictador, un asesino o un corrupto, sea una persona buena. IM-PO-SI-BLE.

Aun así, hay personas que se dejan coger de tontos porque ese político que tuvo o tiene como sus aliados a los hermanos Castro, Díaz Canel, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, entre otros dictadores y asesinos, adivinen; viste bien, habla bien, es educado, a veces recoge chavos para darle de comer a los pobres y hasta se tira una que otra protesta para evitar que corten un árbol.

“Pero, Juanjo, ¿estás diciendo que todos los independentistas son malas personas?”

¡No! Estoy diciendo que TODOS los independentistas que admiran, defienden, se reúnen y posan con estos dictadores, sí, son malos y peligrosos. Los demás no.

Porque sí, hay independentistas buenos, que creen que Puerto Rico debe ser una nación independiente, pero no bajo un sistema dictatorial y asesino como los antes mencionados. ¿El resto? Sí, malos y peligrosos.

Recordemos que antes de los Castro y demás dictadores de América Latina, el mundo vivió las dictaduras y sus consecuencias de figuras como Hitler, Stalin y Mussolini, las cuales lideraron movimientos que culminaron con el asesinato de millones de personas, no sin antes sumir en una crisis brutal a sus propios pueblos. Desde entonces, sus imitadores han llegado al poder gracias a una fórmula que se ha repetido una y otra vez.

Esta fórmula empieza por aprovechar el coraje que puede sentir un sector del pueblo hacia el gobierno democrático de turno, con o sin razón, y muchas veces generado por la misma izquierda comunista, que termina cegando a los ciudadanos que, sin poder prever las consecuencias, están dispuestos a hacer lo que sea “para castigar al gobierno”. Y pongo esto último entre comillas porque, como ha quedado demostrado una y otra vez, terminan castigándose ellos mismos.

Busque cada caso desde la revolución cubana para acá en América Latina, y notará que todo comenzó con una izquierda bien organizada que le sembró el odio a los ciudadanos, primero contra el gobierno y luego contra aquellos conciudadanos que no pensaran igual. Todos esos movimientos también se cantaron protectores del ambiente y defensores de la prensa, pero luego cerraron y confiscaron emisoras de radio, canales de televisión y periódicos. Todos llegaron con el estribillo de que paguen los ricos y defendamos a los pobres, pero luego todos ellos terminaron haciéndose millonarios, mientras sus pueblos se iban sumiendo en la escasez y la miseria.

Pero lo más preocupante de todo esto es que, en todos los casos, una vez se treparon, robaron y asesinaron a su gente, resultó imposible detenerlos.

Y hablando de todos, todos, cada vez que leen este tipo de artículo o escuchan estas advertencias, activan la estrategia que se divide entre 3 etapas:

1) Tratar de ridiculizar y desacreditar al que hace la advertencia.

2) Enviar a sus seguidores (antes en persona y ahora por las redes) a tratar de intimidarte.

3) Utilizar sus aliados en los medios de comunicación para proyectarse como personas buenas, que solo quieren lo mejor para su país, e insinuar que los que les hacemos frente es que somos corruptos o aceptamos la corrupción.

La única ventaja que muchos puertorriqueños tenemos sobre los hermanos que han sufrido estas tragedias en sus respectivos países, una vez cayeron en este tipo de dictaduras, es que, por nuestra condición de ciudadanos americanos, podremos coger un avión y mudarnos para cualquiera de los 50 estados sin problemas. Claro, eso sería solo al principio, pues Estados Unidos tendrá que hacer algún cambio en sus leyes y Constitución para evitar que los ciudadanos de una nación aparte puedan entrar como Juan por su casa a territorio estadounidense. Pero sí, la verdad es que tendremos una especie de Grandfather Clause para, como dice el boricua; irnos pa’l carajo antes que se ponga peor.

En fin, analice y llegue a sus propias conclusiones. Si aun con lo que nos ha enseñado la historia, con el peligro que representan personas como Juan Dalmau, María de Lourdes Santiago, Denis Márquez, Rafael Bernabe, Mariana Nogales, Manuel Natal, Carmen Yulín Cruz, entre muchos otros líderes de la izquierda socialista y comunista, y con las constantes imágenes de millones de hermanos en América Latina que sufren y mueren en la dictadura y la miseria, usted quiere jugárselas y apoyarlos, pues, es su derecho como ciudadano de una nación y su colonia que se rigen por un sistema democrático… por ahora.

5 respuestas a «El demonio tiene muchas caras… y ninguna es fea.»

Bloqueo por parte del gobierno de todas las cuentas bancarias de Diosecis y parroquias en Nicaragua. Eso es atentar contra la libertad de Prensa,

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