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La Mujer Vampiro

Ella no era como los vampiros de las historias de ficción. Podía comer ajo cuando se le antojaba, salía a la luz, y no vestía de negro, sino todo lo contrario. Tampoco salía de cacería, ya que las víctimas llegaban a ella. Ella sabía que sacando un poco de sangre de vez en vez era más productivo a largo plazo que el desangrar a su víctima una sola ocasión.

Como parte del ritual de dar vida, ella se aseguraba que su presa estuviera saludable. Luego de esto, penetraba la vena seleccionada sin que la víctima sintiera dolor, y cumplía su misión. En lugar de los dos agujeros en el cuello, la víctima salía con una pequeña marca en su brazo, y la satisfacción de haber donado sangre.

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Cuentos

Los segundos no cuentan

Para la Primera comunión de Raulito, María se había preparado desde un año antes. había comprado una ropa similar a la que lucía el Principe de España en unos recortes que había guardado de una revista Hola de varios años atrás.. Las invitaciones fueron hechas en imprenta, con letras doradas a relieve. Los recordatorios también habían sido unos caros y exclusivos Raulito tenía que lucir como el Príncipe de Puerto Nuevo. El fotógrafo contratado tomó unas fotos dignas de la revista española. Todo quedó perfecto ya que María sabía que cada hora, cada minuto, y cada segundo contaba.

Cuando le tocó la Primera Comunión de Luis, todo fue distinto. Las invitaciones fueron hechas en la computadora, la ropa fue comprada en la tienda de la esquina, y la cámara se había quedado en la casa, por lo que no hubo fotos del evento. Toda la atención la reciben los primeros, y los segundos no cuentan.

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Cuentos Humor

El Rapto de los Peces

Temprano en la mañana de un sábado, casi una treintena de niñas invadió la orilla del lago La Plata. Como parte del curso de Educación Física tenían que participar en un día de pesca. Aunque todos los peces serían devueltos al agua luego de una foto para Facebook, algunas niñas no participaron de la actividad, debido a que consideraban este ejercicio un acto de crueldad y maltrato hacia los peces. Otras no asistieron debido a otros compromisos sabatinos. En lugar de usar lombrices como carnada, la selección de la mayoría era usar maíz enlatado. En la orilla del lago todo era diversión.

Sin embargo, debajo de la superficie del agua, el cuento era otro.

–Mira mami lo que acaba de caer del aire. Parece comida. Tengo hambre, ¿me lo puedo comer?
—Chopito, no lo puedes comer. Recuerda lo que le pasó a tu tío… También debes recordar los cuentos que nos hace tu padre cada vez que llega del estuario…
–¿Esa comida es una trampa de los Extra Acuáticos?
—Así mismo, hijo.— dijo la madre mientras le hacía señas a Chopito para seguir nadando fuera del área que estaba siendo invadida por comida extraña.

Esa noche comenzaron a surgir anécdotas … Leer más...

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Punto y Coma (Cuento)

I

Beep. Beep. Beep. Andrés abre los ojos y saca la mano de debajo de la sábana y apaga el despertador. Era la primera vez en mucho tiempo que usaba un despertador en un sábado, pero tenía que asegurarse de levantarse temprano para su cita con Bianca. Bianca era la vecina que se había mudado dos meses atrás a una casa cerca de la de él. Ella estaba recién divorciada, y en algunas ocasiones se habían encontrado casualmente mientras joddeaban por la urbanización. En las últimas dos veces el encuentro no fue tan casual ya que Andrés había salido a correr sabiendo el horario de la rutina de ejercicios de ella. En la última ocasión, él se atrevió a invitarla a desayunar en “Punto y Coma”, la nueva cafetería que había comenzado a operar recientemente cerca de sus casas, y que aunque ninguno de ellos la había visitado, todo el vecindario hablaba maravillas del café y las tostadas del lugar. En una de las ocasiones que habían joggeado frente al lugar, Bianca había comentado que el aroma del café que salía del lugar podría resucitar a un muerto.

Le quedaba media hora para darse un baño, vestirse y llegar a casa de Bianca para recogerla. Corre hacia el baño, pero antes de llegar a la bañera se detiene a orinar en el inodoro.. Entra a la bañera, y una vez abre las plumas, y ya está completamente mojado, mira la jabonera, y se da cuenta que lo que queda en ella no es suficiente.

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