Llegó el último día en The Seeing Eye. Se fueron bien rápidos estos 18 días, aunque la realidad es que ya quería regresar a mi casa. Tenía que estar listo a las 4:30 AM para sacar las maletas de mi habitación, y a Smiley a hacer sus necesidades. Al menos hoy no le tomó mucho tiempo eso ya que no podía montarme en el avión sin estar seguro que tuviera sus tanques vacíos. Sólo le di la mitad de la cantidad habitual de agua y de comida. Mi vuelo fue uno directo de Newark a San Juan, ruta que toma un poco menos de 4 horas. Al abordar el avión una de las asistentes de vuelo me estaba esperando y me ofreció cambiarme de asiento a uno más cómodo. Por si acaso, no me movieron a primera clase. Mi asiento original era en la fila 39 en ventana, y movieron a la fila 42 también en ventana. Todavía no sé que tipo de clase es la que viaja en esa fila, pero la realidad es que tenía mucho espacio entre mi asiento y el asiento de la fila al frente de la mía. Para ponerlos en contexto, para poder tocar el espaldar de la fila del frente tenía que inclinarme mucho. Incluso al abrir la mesita, aún halándola hacia mi, no podía alcanzarla sin doblarme hacia el frente. Yo he viajado en aviones que esta mesita casi me toca la barriga. Igualmente tampoco podia tocar con mis pies las patas del asiento delantero. El asiento no era súper ancho, pero no me sentía apretado como en los de otras líneas aéreas. Con todo ese espacio pude acomodar a Smiley sin ningún problema debajo del asiento delantero, aunque pasó mucho tiempo del vuelo más cerca de mi. En el momento de la aceleración del avión en la pista en la que aumenta el ruido y la vibración el perro se asustó un poco y me brincó encima. Sin embargo, traté el evento con mucha naturalidad para que se diera cuenta de que no estaba pasando nada malo. Es similar a la situación de los truenos en las que si el perro se pone nervioso uno debe evitar abrazarlo y tratar de calmarlo con una voz suave ya que esa es la forma en que también uno lo felicita cuando hace algo correcto y entonces podría entender que mostrar nerviosismo es lo que se espera que haga. Luego de ese momento en particular el perro no tuvo más problemas ni sustos aún en unos episodios de turbulencia. Importante recordar que este es su primer vuelo en avión. En conclusión, el vuelo vuelo fue uno placentero y puedo decir que el tiempo se me fue volando.
El personal de United estuvo muy pendiente de mi en todo momento. No recuerdo si había volado en esta línea aérea antes, pero quedé muy contento con sus atenciones. igualmente quedé muy complacido con el servicio de escoltas que tienen contratado en nuestro aeropuerto. Una persona me busco en la puerta del avión, me llevó al área de reclamo de equipaje, me buscó la maleta luego que le describí algunos detalles particulares de la misma, y me llevó al exterior a encontrarme con mi esposa.
Ya en el hogar Smiley está acomodado en su jaula nueva, y ahora es que realmente aprenderemos a trabajar juntos. Con este escrito termino el diario de mi segundo entrenamiento con un perro guía. Si no has seguido la serie desde el principio te invito a que visites mi blog en https://aplenavista.com y oprimas el enlace del diario del entrenamiento 2022 en el que podrás ver los distintos artículos en orden cronológico.
3 respuestas a «Día 18: El tiempo se fue volando»
Carlos Contreras me alegro que tú y Smiley hayan llegado bien PR.
Carlos, me alegro de que todo te haya ido tan bien. Leí tus 18 escritos; me resultaron divertidos y aprendi algunas cosa. Gracias. Supongo que vendrá un DIA 19, 20… para ver como se ha ajustado y progresado Smily contigo en su nuevo ambiente. Dile que mi perrito, Chianti, le envía saludos.
Me alegro que hayas llegado bien a Puerto Rico y gracias por compartir tu experiencia con tu nuevo perro guia!