El diagnóstico de mi Retinitis Pigmentosa fue el resultado de una prueba científica. Dado que yo no soy sólo ingeniero como resultado de un proceso educativo, sino que también se podría decir que mi mente siempre ha trabajado en el plano de la lógica, del sentido común, de las matemáticas, y de las ciencias, por más que tratara de negar mi RP, mi mente la tenía presente en algún rincón oculto para poder convertirla en parte de mis pensamientos cuando menos lo esperaba. El concepto de uno quedarse ciego era tan grande que sólo podía ser llevado a un plano religioso.
No había duda que Dios era el único responsable de lo que me estaba pasando. Nuestra tradición religiosa siempre nos ha enseñado que si te portas bien, Dios te premia, y si te portas mal, prepárate para el castigo. El problema es que no hay forma de poder justificar un castigo para el que se porta bien. No que yo piense que cuando muera me deben proclamar San Carlos de San Lorenzo, pero mis pecados no eran ni son peores que los de Juan del Pueblo. ¿Qué puede hacer mal un hijo para que Papá Dios lo castigue con la perdida de su vista? ¿Acaso es dios un padre maltratante y abusador? Claro está, siempre estaba el que me aclaraba que esto no era un castigo, pero más bien una prueba. ¿Prueba de qué?
Mi coraje era contra Dios. Él era el único culpable de mi condena. Fueron muchos los años en que me movía entre la negación, la ira, y la negociación. Como parte de ese proceso de negociación asistí a muchas misas de sanación en distintos lugares. Siempre asistía bajo la invitación de alguien que había sido testigo de alguna sanación de algún conocido. Yo iba creyendo que finalmente tendría la cura milagrosa, pero a final de cuentas me seguía quedando ciego. En una ocasión alguien me acusó de que yo no me curaba ya que yo no tenía fe. Hasta ese momento yo había asistido a esas misas lleno de fe, creyendo que me curaría. Y fue en ese momento en el que decidí que no debería esperar milagros. No haría mas gestiones de sanación con Dios. Allí quedaron mi ira y mi negociación. Esto fue en la década de los años 90s Viviría un solo día a la vez, sin preocuparme o prepararme para el día que me quedara ciego. Sólo esperaría una solución de manos de la ciencia.
No fue hasta finales del año 2005 que me encontré con una amistad de mis años escolares. Alguien que no me había visto por muchos años, y que desconocía de mi RP. Nos volvimos a ver varios meses después, y me invitó a que la acompañara a una actividad a la que asistiría, y que pensaba que me ayudaría a curarme. Era una actividad muy distinta a las que había asistido antes, ya que no era exactamente religiosa, pero más bien espiritual. La acompañé,y aunque seguí con la Retinitis, algo si ocurrió en esa ocasión. Finalmente entendí que la RP era parte de mi realidad, que tenía que aprender a lidiar con ella, y que sólo de esa forma la ceguera no me vencería. No era una sanación física lo que necesitaba, pero sí una espiritual.