En un país democrático, el que sea, todo el mundo tiene derecho a creer, seguir y apoyar a quien quiera… o lo que quiera. Quien crea verdaderamente en la democracia tiene que aceptar que otros piensen y actúen diferente, sin excepciones.
Por supuesto, es mucho más fácil respetar los derechos de libertad de expresión, asociación y culto, cuando están alineados con nuestros ideales, que cuando son todo lo opuesto.
Sin embargo, una cosa es ese respeto y tolerancia hacia los que piensan o actúan diferente, y otra muy diferente someterse a lo que usted entiende que es malo.
Imagine que usted va a apuntar a su hijo en una escuela, ya sea pública o privada, y que, tan pronto entra al salón de quien será el profesor de su hijo, nota que este tiene en la pared un cuadro del diablo, Lucifer, Belcebú, como quiera que le llamen. Sea usted creyente en Dios o ateo, seguramente sentirá temor de dejar a su hijo con ese maestro.
El maestro puede ser lo más buena gente del mundo, sonrisa agradable, cariñoso y muchas otras cosas que usted busca en un profesor escolar. Aún así, usted piensa que dejar a su hijo en ese salón puede ser peligroso.
¿Por qué lo cree? ¿Acaso no es suficiente con que el profesor sea buena gente? Tal vez el tipo le jura y perjura que no hablará de Satanás, que esa es solo su fe, pero que eso no significa que intentará inculcarle a su hijo los principios satánicos. Aún así, usted seguramente saldrá corriendo del salón y no solo desistirá de apuntar a su hijo en ese colegio, sino que alertará a amigos y familiares para que tampoco pongan a sus hijos ahí.
¿Eso lo hace a usted antidemocrático? ¿Eso significa que usted está metiendo miedo?
A poco más de mes y medio de las elecciones generales, se ha generado un debate sobre los señalamientos de los líderes del PNP, PPD y PD, de que Juan Dalmau y la llamada alianza del PIP con el MVC son una amenaza para la democracia, para las libertades de todos los puertorriqueños, que podrían traer el socialismo y el comunismo a Puerto Rico, entre otros. Ante esto, los líderes de esos dos partidos, así como un sinnúmero de periodistas, comentaristas, analistas e “influencers”, se han dado a la tarea de ridiculizar a los que hacen tales advertencias.
Aseguran que Dalmau NO traerá la independencia “porque los penepés no han traído la Estadidad”, que “es un tipo cool”, que “lo que quieren es meter miedo”…
Lo que no quieren entender o, peor aún, pretenden ocultar, es a quiénes tienen estos líderes y han tenido siempre en la pared: Fidel Castro, Díaz Canel, Hugo Chávez, Daniel Ortega y, por supuesto, a Nicolás Maduro.
Llevan toda una vida saludando, defendiendo, ayudando, siguiendo y apoyando a estos líderes socialistas y comunistas, quienes llegaron al poder NEGANDO que fueran socialistas y comunistas, y que, una vez en el poder, no solo trajeron el socialismo y el comunismo a sus países, sino que se perpetuaron en el poder, persiguen y asesinan a los suyos.
¿Por qué usted no querría que su hijo tome clases con alguien que adora al diablo? Porque sabe que sus principios son afines con el dios del mal, y eso resulta extremadamente peligroso.
Entonces, ¿por qué pondría el futuro de sus hijos en manos de alguien que adora a los socialistas, comunistas y criminales latinoamericanos?
Fíjense que cuando los líderes de izquierda en Puerto Rico hablan de que son disque “social demócrata”, usan de ejemplos a países como Noruega, Finlandia, Dinamarca, pero NINGUNO se ha reunido jamás con los líderes de esos países. Ninguno ha formado parte de los gobiernos o movimientos de esos países nórdicos. Ninguno de ellos exhibe jamás una foto de alguno de los gobernantes de ahí.
Ah, pero sí tienen camisas, fotos y recuerdos de sus colaboraciones con Fidel, Díaz Canel, Hugo Chávez, Daniel Ortega y Nicolás Maduro.
Pueden pintarse ahora como los más buena gente, pero la verdad es que todos ellos tienen el diablo en la pared.
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4 respuestas a «Con el diablo en la pared»
Excelente columna, además bien explicado el porqué no les creo a estas personas, más cuando ellos están utilizando el mismo discurso que utilizaron los líderes de Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros.
Mejor dicho imposible
Bueno mi hijo/a puede tomar clases sin importar a quien adore por eso no le hace una mala o buena persona
Excelente columna Juanjo, ahí que seguir impulsando estos comunicados para que las personas no se dejen engañar. Los socialistas o comunistas nunca dicen que lo son, solo necesitan una oportunidad para llegar al poder y luego no hay forma de sacarlos.