Por un poco más de ocho años disfruté la compañía de un perro guía. Pilgram, un perro de raza mixta de Labrador y Golden Retriever, fue mi acompañante al caminar de manera que pudiera ambular de forma segura sin depender del bastón blanco, que aunque efectivo, ciertamente no compara con un perro. Pilgram falleció el 18 de marzo de 2020 como consecuencia de cáncer. Si visitan en mi blog la página Diario de Entrenamiento de un perro guía podrán leer cuál fue el proceso a seguir para yo poder aprender a caminar con un perro guía. Mi entrenamiento fue en la institución llamada The Seeing Eye. Esta escuela localizada en Morristown, New Jersey es la escuela de perros guías más antigua del mundo, y ciertamente la más prestigiosa. De hecho, es posible que en algunas ocasiones hayas escuchado a alguien que para hablar de un perro guía en inglés indica “seeing eye dog
de forma genérica, en lugar de usar el término “guide dog”. La realidad es que los únicos perros guías que pueden ser llamados “Seeing Eye Dog”son los que se graduaron de esta institución. Igualmente me parece apropiado aclarar otra confusión que encuentro frecuentemente cuando personas se refieren a un animal de servicio con el nombre de “perro guía”. Los perros guías ciertamente son animales de servicio, y de hecho son el prototipo de estos animales. Sin embargo, los perros guías son solamente aquellos que fueron entrenados para guiar a una persona ciega. Los perros que ayudan a personas con otros impedimentos no son perros guías, pero si entran en la categoría de animales de servicio siempre y cuando cumplan con los requisitos de la ley ADA, entre los que se encuentra el haber sido entrenado de forma individual para realizar una tarea que la persona que lo acompaña no puede realizar debido a su impedimento. Por lo tanto los animales de apoyo emocional no cualifican tampoco dentro de los parámetros de la ley federal como un animal de servicio.
Regresando al tema original, luego del fallecimiento de Pilgram tuve que regresar a depender del bastón blanco, o de la asistencia de otras personas en lo que se conoce como
guía humano”. El entrenamiento con un perro guía es uno que toma varias semanas y que requiere viajar fuera de PR por lo que al fallecer Pilgram la realidad es que no tenía el tiempo necesario debido a mi compromiso profesional. Para colmo el evento ocurrió en el comienzo de los cierres de la pandemia por lo que era imposible. Ahora que regresé a la vida privada ya tengo el tiempo disponible, o al menos la oportunidad de hacerlo disponible. Ayer comencé los trámites con The Seeing Eye para someter mi solicitud de readmisión a esta institución. Ya me advirtieron que la espera puede ser larga debido a los cierres por la pandemia, y que de hecho en este momento sólo están admitiendo a estudiantes de New Jersey y de los estados aledaños, y a estudiantes que estén dispuestos a moverse a New Jersey por dos semanas antes de que comience el entrenamiento en un período de cuarentena. También me indicaron que el entrenamiento para personas que ya han entrenado anteriormente con ellos es de dos semanas y media.
Mi plan es que si soy admitido nuevamente, volveré a llevar un nuevo diario en el que narre la experiencia del entrenamiento con un perro guía ya que he notado que muchas personas ciegas no conocen el proceso, y el diario les puede ayudar a entender y evaluar si les conviene tener un perro guía.