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El Rincón de Juanjo

En las redes y los medios lo que hay es un clical

Sí, dije clical. Ese descojón que hay con la desinformación de la que somos víctimas todos los días, gracias a la obsesión por generar los “clics” en las redes sociales y páginas de internet de personas particulares, artistas y, por supuesto, medios de noticias.

Esa carrera está tan descontrolada, que poco importa si lo que se dice es cierto o no, si es perjudicial o no. Lo que importa es formar el clical.

Por supuesto, hay quienes forman el clical solo por ego, o, como diría el boricua “ganas de joder”. Sin embargo, para los que realmente tienen y usan el poder de la información, este clical significa dinero, en ocasiones, un montón de dinero. Pero no crean que estamos hablando de dinero directo solamente. La verdad es que, para que X o Google te pague buenos chavitos, hacen falta demasiados clics y casi nadie los alcanza aquí, por lo menos en Puerto Rico.

Lo que pasa es que ese clical es lo que se forma para establecer la cadena de eventos que generará ingresos.

Por ejemplo, usted tiene un periódico, un canal de televisión o emisora de radio. Usted vive de los anuncios, pero para vender esos anuncios necesita demostrarle a sus potenciales clientes que a usted lo leen, ven y escuchan muchas personas. Así que el clical de las redes te sirve de herramienta para decir “mira pa’llá toda la gente que nos sigue”.

Por eso es que usted ve muchas veces unos titulares en el post original de una noticia, que resulta falso, ofensivo o hasta peligroso, pero luego cuando abre la noticia se da cuenta de que esta dice algo muy diferente. Al medio que publica el post falso le importa un carajo que sea falso. Lo que importa es que, gracias a ese titular, se crea el clical que luego podrá usar para vender más anuncios.

Por otro lado, cuando de política se trata, formar el clical tiene varios efectos importantes:

Primero, hace que una denuncia, cierta o no, se comparta y le llegue a más personas. Usando información que muchas veces es tergiversada o constituye un ataque vicioso, provocan que se generen muchos clics distribuidos entre los que están a favor y los que están en contra. O sea, medio mundo entra y lo comparte, ya sea porque están de acuerdo con la información, o porque quisieran que más personas entren a desmentirlo. Sea cual sea la razón, el clical ya se formó y el comentario político cumplió su cometido.

Segundo, provoca que los medios de comunicación, ya sea de noticias o entretenimiento, que están constantemente monitoreando las redes sociales, sientan que “si mucha gente lo está compartiendo, vale la pena reseñarlo pa’lante”. Eso le amplía la exposición que tiene el político que hace el ataque, de nuevo, con o sin fundamento.

Entonces, ¿debemos evitar hacer clics para evitar la desinformación? Claro… que no.

Eso está ahí para quedarse. Millones de personas de esas que cuando único tienen grandes aspiraciones es cuando tienen asma, seguirán entrando y compartiendo todo lo que sale en las redes, sin siquiera exigir calidad o veracidad de la información. Lo que debemos hacer es ANALIZAR todo antes de darle importancia o credibilidad. Mirar quién escribe, su historial y conocimientos, por ejemplo. Usted sabe que si es algo que publica Lisha Ramón, seguramente tiene tanta importancia para su vida como el pretérito perfecto simple. Si lo publica Molusco, sabe que viene preñao de sensacionalismo, pero con un negativo mil de sustancia. Si publica un político, tome en cuenta su ideología, partido político y hasta el momento en que escribe, en especial si está corriendo en primarias.

En fin, el clical llegó para quedarse, así que no intenten acabar con él. Solo analice y, si lo cree conveniente, dele like y compártalo. Si no, no pase del clic.

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