Ayer fue el último concierto de la Residencia de Bad Bunny en Puerto Rico. Un evento histórico, nos guste o no, que se transmitió por Amazon Prime y, aunque algunos no lo crean, estaba preñao de estadistas y penepés (que no siempre es lo mismo), a pesar de que resultó en una plataforma para promover la independencia y atacar la Estadidad.
Por supuesto, esto no me sorprendió para nada.
De hecho, algunos amigos y familiares que asistieron ayer, son estadistas de los que no doblan ni parten, así que asistir a este evento no les hará cambiar de ideología o de partido político, según aplique.
Sin embargo, la extraordinaria asistencia de penepés y estadistas a todos los conciertos de la Residencia de Bad Bunny, lo que realmente confirma es lo que vengo diciendo hace años: “cantarse de izquierda es un negociazo”.
Fíjense en lo siguiente:
Cuando un independentista (genuino o fingido, eso no viene al caso) tiene un concierto, una obra o monta una actividad, los anti Estadidad y anti PNP sienten una necesidad tremenda de apoyarlos. No importa si les gusta o no lo que ofrece ese artista, pues, apoyarlos es un acto patriótico, un deber “por la nación puertorriqueña”.
De igual forma, si un estadista o penepé entiende que el concierto, la obra o la actividad realizada por la izquierda es entretenido, está gufiao o está pegao, le importa un carajo que sea una plataforma para promover la independencia. El estadista sabe que ningún evento artístico le va a cambiar su ideología y, como siempre se dice a sí mismo: “comoquiera el día de las elecciones rajo la Palma”.
Ahora bien, cuando el artista es de derecha, el independentista jamás lo apoyará. No importa si le parece entretenido o gufiao lo que hace, simplemente NO lo apoya porque siente que es “un atentado contra la patria”. Mientras, algunos estadistas o penepés a los que les guste lo que hace el artista lo apoyarán, pero un gran sector prefiere NO apoyarlos porque les da miedo. Temen que los ataquen o, como dicen algunos culiflojos; “que me queme”.
¿Ven la diferencia?
A nivel de negocios, ser de izquierda es muy lucrativo, pero a nivel político los estadistas seguirán siendo estadistas, los penepés seguirán siendo penepés… y la izquierda cogerá el mismo golpe el día de las elecciones cuando vea que aun con todos los conciertos y eventos izquierdosos, siguen siendo minoría.