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A falta de sorbetos…

Vas de camino para una cita familiar o de trabajo. Estás corto de tiempo, pero tienes hambre. Te encuentras en el camino con los arcos dorados de la salvación. Posiblemente puedes resolver con unas papas fritas, o unos nuggets de algo que simula ser pollo, o quizás combinación de ambos productos. A lo mejor eres de los que no te importa la seguridad, y conduces comiendo una hamburguesa. No importa la selección que hagas, no la puedes bajar sin un refresco. Es en esta parte que viene el problema.

Como te debes haber dado cuenta, ha comenzado desde hace varios años una campaña en contra de los sorbetos plásticos. Aparentemente en medio de la campaña del “Verdialismo” que se viene librando en los últimos años en contra de todo lo que no sea verde, se a declarado a los sorbetos plásticos como uno de los enemigos públicos del ambiente. La solución de la generación “millennial” es que en lugar de estos sorbetos plásticos desechables, debes usar sorbetos de metal o de bambú. Obviamente estos no son desechables, y vienen acompañados por unos limpia pipas para que los puedas lavar de forma higiénica. El problema es que si aceptas tener que llevar al restaurante de comida rápida, lo próximo será llevar también tus vasos, platos y cubiertos.

Volvamos al recuento anterior. Te entregan la bolsa con tu orden, y te percatas de que como en muchas ocasiones anteriores, el empleado olvidó echar el sorbeto en la bolsa. Bajas el cristal molesto para indicarle al empleado sobre el problema de que no incluyeron el sorbeto, y él te mira con cara de que el problema eres tu, y todos los de tu generación, y te indica que ahora no se usan sorbetos, y te cierra la ventanilla. Levantas el vaso del refresco para preguntarle al “millenniano” que entonces para que es el agujerito que tiene la tapa del vaso en el centro y te percatas de que ya no hay la cruz por la cual uno introducía el sorbeto anteriormente. Entonces notas una ranura en la orilla de la tapa plástica cercana a uno de los bordes del vaso.

Ciertamente el enemigo no es el sorbeto, pero más bien el plástico con el que se produce, el cual es casi indestructible y termina en los ríos y el océano. hemos visto fotos de sorbetos que terminan incrustados en la nariz de alguna tortuga. Las fotos muestran el hecho, pero realmente no explican cómo la tortuga se metió el sorbeto a su nariz. Digamos que estamos de acuerdo con que los sorbetos plásticos son un problema, sin embargo, podíamos volver a lo que se hacía antes de usar los sorbetos plásticos. No era beber directamente del vaso. Recuerdo que en mi infancia existían unos sorbetos de papel. Me parece que eran el mismo tipo de papel encerado que se usa en los conos de beber piragua, y que si permanece en contacto con un líquido por largo tiempo, se va destruyendo de forma irremediable.

El problema es que en lugar de regresar al sorbeto de papel, nos fuimos directamente a algo que se diseñó para los niños pequeños. Si beber de la ranura te parece familiar, es porque lo más seguro te recuerda a los “Sippy Cups” que usaron tus hijos en la transición entre la lactancia o la mamadera del biberón, y el que aprendieran a beber en un vaso. Ahora te tienen lactando un refresco para que puedas hacer la transición del sorbeto a lo próximo, que no se si será que bebas directo del vaso sin tapa, lo que haces todos los días en tu hogar, pero que no es tan sencillo en un vehículo en movimiento, o posiblemente el movimiento sea hacia atrás, y en el futuro te entreguen el vaso con una mamadera, como si bebieras de un biberón.

No importa cuál sea el caso, tenemos que pensar en lo que está ocurriendo ahora. ¿Le darías un beso en la palma de la mano de los empleados que trabajaron con tu orden? Básicamente eso es lo que haces cada vez que chupas el refresco a través de la ranura de la tapa. Recuerda que esa tapa la puso alguien al vaso y la oprimió varias veces con la palma de su mano para asegurarse que estaba bien puesta. Algo similar hizo el empleado que te entregó el vaso para asegurarse que no ensuciaría su uniforme cuando moviera el vaso.

Volvamos a mediados del siglo pasado y regresemos al sorbeto de papel. Eso sí, sugiero una mejora. Esos sorbetos venían todos juntos en una caja sin protección de papel alrededor a diferencia de sus primos de plástico que vienen empacados de forma individual. A lo mejor le podemos hacer una bolsita plástica a los sorbetos de papel para protegerlos de las cucarachitas que gustan de usar en las noches las cajas de los sorbetos como si fueran su parque de entretenimiento. Supongo que para ellas, esas cajas de sorbetos son el equivalente de las piscinas de bolas o las chorreras en el patio del restaurante de comida rápida que tanto entretenían a nuestros hijos. Estoy consciente que desde hace muchos años también hay una guerra declarada al papel, y de hecho indicaban que para esta fecha todas las oficinas operarían de la llamada forma “paperless”, pero esto no se a podido lograr en ninguna parte del mundo ya que al menos no han podido eliminar el rollo de papel al lado de los inodoros.

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